CONGRESO MUNDIAL DE LA NATURALEZA -UICN-
ACTIVA SU REPRESENTACIÓN EN EL CONGRESO MUNDIAL DE LA NATURALEZA -UICN- HAWAII 2016

La Fundación Bosques Nativos Argentinos para la Biodiversidad estuvo presente en el Congreso Mundial de la Naturaleza UICN Hawaii 2016, integrando la Comisión de Educación y Comunicación Sur involucrada en empoderar a referentes a través de la gestión de la comunicación y la construcción de capacidades.

Navegar la Isla Tierra

Los Compromisos de Hawaiʻi

Más de diez mil líderes gubernamentales, de la sociedad civil, los pueblos indígenas, las tradiciones espirituales y religiosas, el sector empresarial y académico, participaron en una reunión de importancia histórica en Hawaiʻi, del 1 al 10 de septiembre de 2016.

 

El tema de este Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN fue “Planeta en la encrucijada”, reflejando las serias decisiones y medidas que la comunidad internacional debe adoptar para revertir el deterioro ambiental, y asegurar que el planeta sea un lugar sano y habitable.

 

La reunión confirmó que la ventana de oportunidad de la que disponemos, para lograr la sostenibilidad y utilizar soluciones basadas en la naturaleza para la conservación está cerrándose. Debemos vincular los mayores desafíos globales que son la pérdida de las especies, el declive de los ecosistemas y el cambio climático, con los impactos profundos que causan en la vida y el bienestar de la humanidad.

 

A partir del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, la Promesa de Sídney, las Metas de Aichi para la Biodiversidad, la Carta de la Tierra, el Reto de Honolulu de Especies Exóticas Invasoras, el Congreso Mundial de la Naturaleza constituyó una oportunidad excepcional en la que se hicieron oír diversas voces con el fin de encontrar bases comunes con un espíritu de asociación y colaboración.

 

Si bien la ciencia nos indica constantemente que la Tierra brinda las condiciones esenciales para la vida y el bienestar humano, a menudo no reconocemos los beneficios aportados por la naturaleza. Por ignorancia, premeditación, falta de consciencia, o corrupción, seguimos deteriorando los ecosistemas y los servicios que proporcionan, empobreciendo la biodiversidad y la geodiversidad, y menoscabando los nexos bioculturales tradicionales. Un enfoque alternativo es que la conservación de la naturaleza y el progreso humano no son mutuamente excluyentes, sino que son aliados esenciales para lograr el desarrollo sostenible.

 

Debemos llevar a cabo transformaciones profundas en la manera de vivir de la sociedad en la Tierra, haciendo especial hincapié en que nuestros patrones de producción y consumo sean más sostenibles. Debemos reconocer que la salud y el bienestar de la humanidad dependen de la existencia de ecosistemas saludables. Debemos reconocer que toda forma de vida es valiosa, independientemente del valor que tenga para los seres humanos.

 

Enfrentamos fuerzas de transformación arrolladoras que se extienden por todo el mundo, como el cambio climático, y dramáticas inequidades socioeconómicas y de género, y sentimos la necesidad urgente de erradicar la pobreza. Los delegados afirmaron que existen opciones políticas, económicas, legales, culturales y tecnológicas confiables y accesibles, capaces de promover el bienestar humano, apoyando, e incluso potenciando, los activos naturales del planeta. El estado de derecho en materia ambiental es esencial, y debe ser cultivado y reforzado. La creación de tribunales ambientales en más de 50 naciones es un avance alentador y necesario.

 

El contexto de Hawaiʻi

 

Hawaiʻi, situado en el corazón del Océano Pacífico, proporcionó un contexto especial al Congreso Mundial de la Naturaleza 2016, infundiéndole el espíritu de Aloha y la tradición de una convivencia en armonía con la naturaleza. Aloha ʻĀina, que es parte integrante de las tradiciones y costumbres nativas de Hawaiʻi, encarna el respeto mutuo entre las personas y un compromiso de servicio hacia el mundo natural. Este contexto insular pone de manifiesto tres temáticas críticas para la conservación en las próximas décadas:
1. El nexo entre la diversidad biológica y cultural, y cómo su conservación y sostenibilidad requieren una combinación de sabiduría tradicional y conocimientos modernos.
2. La importancia del océano del mundo para la conservación de la biodiversidad y los medios de vida sostenibles.
3. Las amenazas para la biodiversidad causadas por la pérdida de los hábitats, el cambio climático, las especies exóticas invasoras, la explotación insostenible y la contaminación.
El mundo entero comparte estos mismos retos, y el Congreso brindó la oportunidad de explorar soluciones basadas en la naturaleza que afirman la vida, y el papel de los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado en la elaboración y ejecución de dichas soluciones. Encarnar a nivel global el espíritu de Aloha ʻĀina contribuirá a responder a los tremendos retos ambientales que enfrentamos.

 

Las oportunidades identificadas por el Congreso

 

Para alcanzar las transformaciones necesarias para promover una “Cultura de la conservación”, respetando al mismo tiempo los derechos humanos y la equidad de género, necesitamos crear y fomentar bases de apoyo para la naturaleza, y abordar los retos planteados por nuestros sistemas sociales que están modificando la naturaleza y nuestro mundo.

 

Cultivando una cultura de la conservación

 

• Establecer nexos entre la espiritualidad, la religión, la cultura y la conservación
Las numerosas y diversas culturas y tradiciones religiosas existentes en el mundo son una fuente primordial de nuestros valores éticos, y muestran diversas perspectivas de valorar la naturaleza. La sabiduría de las tradiciones indígenas es de especial importancia a medida que empezamos a reaprender cómo vivir en relación con el mundo natural, en lugar de dominarlo. La Carta Encíclica Laudato Si’, la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático Global y la Declaración Interconfesional sobre el Cambio Climático a los dirigentes mundiales, entre muchas otras declaraciones de las religiones del mundo, brindan perspectivas a este respecto.
Soluciones: Para fortalecer la cultura de la conservación, tenemos que ver más allá de los medios puramente técnicos. Los valores y la sabiduría de los pueblos indígenas, de los mayores y de las diversas comunidades religiosas y espirituales del mundo nos permiten comprender más profundamente nuestros lazos con la naturaleza, y ayudan a orientar los cambios transformacionales necesarios en los sistemas financieros, tecnológicos, industriales, de gobernanza y regulatorio de nuestros sistemas socialesPara incorporar estos aspectos, los líderes espirituales y la comunidad de la conservación deben confluir para compartir los valores que nos unen. Artistas, educadores e innovadores pueden todos contribuir a esta visión más amplia.

 

• Involucrar y empoderar a la juventud
Necesitamos un movimiento global que alimente a una nueva generación, en todos los sectores de la sociedad, para que se conecte con la naturaleza y tome medidas que apoyen la conservación. Debemos involucrar y empoderar a los jóvenes para que actúen en pro del planeta, creando juntos una cultura de conservación duradera. En un mundo cada vez más urbanizado, la gente, y en particular la infancia, tiene a menudo pocas oportunidades para vivir la naturaleza y conectarse con ella. Los adultos jóvenes, si bien son los mayores interesados en la sostenibilidad a largo plazo, pueden sentir que la conservación no es relevante para ellos.
Soluciones: Al navegar la Isla Tierra, confiamos en los vientos de la juventud para impulsar nuestras velas. Son su vitalidad e innovación las que catalizan y sustentan las acciones de conservación. Para el desarrollo de la juventud, es preciso tener acceso a la naturaleza, e invertir en áreas protegidas y áreas verdes, especialmente dentro de las zonas urbanas y cerca de ellas, para que brinden experiencias determinantes que los orienten a una vida de conservación. La tecnología puede proveer los medios para conectar y establecer redes. La comunidad de la conservación tiene la responsabilidad de ayudar a la juventud, inspirando a quienes aún no se preocupan por la naturaleza, empoderando a los jóvenes profesionales que ya están inspirados para que desarrollen sus capacidades y redes, y poniendo a disposición nuestro tiempo y experiencia como mentores; sin olvidar que la juventud tiene tanto por enseñar como por aprender.

 

Responder a los desafíos que enfrenta un Planeta en la Encrucijada

 

• El desafío de asegurar el suministro mundial de alimentos y conservar la naturaleza.
La necesidad de proveer alimentos a la población mundial ha provocado la intensificación y la industrialización de la agricultura, incluyendo la acuicultura, mientras se pierden, áreas de agricultura tradicional, los ecosistemas naturales y la biodiversidad y se merman y degradan los recursos hídricos. Las comunidades ecológicas y los procesos evolutivos se han perturbado. El uso constante de pesticidas, herbicidas y fertilizantes afecta a la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que sustentan nuestros sistemas de producción de alimentos, menoscabando la diversidad genética de los cultivos, provocando la nitrificación del agua dulce y los ecosistemas costeros y perturbando los mecanismos de polinización. Las prácticas de agricultura tradicional están sometidas a fuerte presión y los conocimientos asociados a ellas se pierden.

 

Soluciones: para garantizar la seguridad alimentaria mundial, se requiere aumentar la costo- efectividad de la producción de alimentos, reducir su desperdicio y su pérdida en la cadena de distribución, cambiar las preferencias de los consumidores y velar por un manejo sostenible de los recursos hídricos. Necesitamos generar con urgencia los conocimientos necesarios para crear la “hoja de ruta” encaminada a transformar nuestros complejos sistemas de producción y consumo de alimentos, para que no destruyan la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de los que dependen. Para ello será preciso reunir organizaciones e iniciativas actualmente fragmentadas, y reformar los sistemas actuales de subsidios, impuestos y otros incentivos perversos y contraproducentes, según las circunstancias nacionales. Debemos fortalecer el sistema de gobernanza que gestiona el sistema de producción de alimentos. Y si bien es necesario aumentar la eficiencia global de la producción de alimentos, también debemos mantener la diversidad genética de los cultivos y los sistemas locales de producción.

 

• El desafío de preservar la salud del océano mundial

 

El océano del mundo, y las comunidades que dependen de él, están sometidos a presiones humanas inmensas y sin precedentes. La elevación del nivel del mar y los desastres naturales no solo afectan los medios de vida, sino que amenazan la seguridad humana. Los métodos de pesca destructivos, ilegales e insostenibles empobrecen las poblaciones de peces y degradan sus hábitats y zonas de desove. La minería, la contaminación y los desechos plásticos amenazan a las especies y a los ecosistemas marinos, destruyen la vida y ponen en peligro la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a largo plazo. El aumento de las temperaturas, el empobrecimiento y la contaminación de los cursos de agua terrestres, la sobrepesca y la acidificación de los océanos amenazan la integridad y la resiliencia de ecosistemas de primordial importancia, como los arrecifes coralinos y otros organismos marinos.

 

Soluciones: En todo el mundo, los países están integrando vastas áreas marinas protegidas como una forma para potenciar la resiliencia de los océanos del mundo y para asegurar el futuro de la humanidad. La escala de los procesos biológicos y ecológicos que operan en los océanos requiere que la conservación también se realice a gran escala. El 31 de agosto de 2016, los Estados Unidos de América ampliaron el Monumento Marino Nacional de Papahānaumokuākea, convirtiéndolo en el área protegida más grande del planeta, con 1 508 670 km2. La Polinesia Francesa anunció por su parte la creación de Taini Atea, un área marina gestionada que cubre la totalidad de su Zona Económica Exclusiva, con una extensión de 5 millones de km2, que se aproxima a la mitad de la superficie de Europa, basándose en el sistema de manejo tradicional de rāhui. Colombia anunció que el Santuario de Fauna y Flora Malpelo cuadriplicará su extensión; este sitio del Patrimonio Mundial cubrirá así 27.000 km2. Otros gobiernos, como el de Palau, habían ya anunciado anteriormente el establecimiento de áreas marinas protegidas de gran extensión. En el otro extremo de la escala, hay una proliferación de áreas marinas gestionadas a nivel local. La extensión total de las áreas marinas protegidas (AMP) supera actualmente la de las áreas terrestres, y la tasa de aumento es de un orden de magnitud mayor. Sin embargo, un enfoque limitado a las áreas protegidas no es suficiente; se requiere una visión más amplia que reúna diversos métodos y herramientas como el manejo sostenible de los recursos pesqueros y el manejo de zonas costeras si queremos responder a los desafíos múltiples e interrelacionados que enfrenta el océano. El calentamiento del océano y la acidificación no pueden ser ignorados. La predominancia de los residuos plásticos en el océano, y sus efectos en las cadenas alimentarias marinas exigen que busquemos maneras de “cerrar el grifo del plástico”.

 

• El desafío de poner fin al tráfico ilegal de vida silvestre
El tráfico ilegal de vida silvestre genera decenas de billones de dólares anuales para los delincuentes, y sigue creciendo a un ritmo alarmante. La participación de las milicias y las redes de la delincuencia organizada constituye una amenaza a la seguridad nacional e internacional, y al desarrollo social y económico. El comercio ilegal de vida silvestre provoca el declive, y a menudo la eliminación local, de las especies blanco del mismo, llevando a algunas especies al borde de la extinción. Las poblaciones locales pierden el acceso a los recursos naturales de los que dependen para su subsistencia, la integridad de la comunidad y empleos.

Soluciones: Para poner fin a este tráfico ilegal, se requerirán esfuerzos concertados en muchos frentes: una mejor protección de las poblaciones silvestres, tanto a través de la ley como de su aplicación reforzada; cambios de comportamiento para reducir la demanda de estos productos ilegales; y una mayor cooperación a todos los niveles, incluyendo una mayor participación de las comunidades locales. Para resolver este problema, se requiere un enfoque integrado que aborde toda la cadena de suministro de productos ilegales – desde la fuente hasta el consumidor – y es preciso involucrar a todas las partes interesadas – gobiernos nacionales y locales, así como las comunidades locales. Solo se pueden obtener resultados reales atendiendo a las necesidades de las poblaciones locales, de tal forma que los beneficios de una economía legal resulten mayores que los de la economía ilegal.

 

• El desafío de involucrar al sector privado
El sector financiero conoce cada vez mejor el potencial que tiene la inversión en la naturaleza para generar retornos, tanto en stock de capital natural como en rendimiento económico. El sector corporativo es cada vez más consciente de la importancia de mantener la naturaleza para garantizar las cadenas de suministro y gestionar el riesgo institucional, en especial en las condiciones inciertas vinculadas al cambio climático. Y la comunidad de la conservación hace presión para que todos reconozcan la urgencia innegable de preservar la naturaleza para el futuro de la humanidad.

 

Soluciones: Se requieren sistemas económicos que recompensen a las comunidades y las empresas que emprenden acciones e inversiones que protegen y restauran la naturaleza. Del mismo modo, la actividad económica que destruye y deteriora la naturaleza debe ser considerada como un costo económico impuesto que merma la capacidad de la humanidad y las demás formas de vida para sobrevivir y florecer. Hay una palpable y urgente necesidad de acrecentar significativamente las inversiones en medidas de conservación, tanto del sector público como privado. Para que exista inversión privada, es preciso que primero haya oportunidades de conservación a una escala adecuada. Además, se necesitan marcos reguladores y políticos que establezcan una igualdad de condiciones para las actividades de las empresas e incentiven la inversión privada en pro de la conservación. Por último, un enfoque colaborativo – entre el gobierno, la sociedad civil y el sector privado – es una condición esencial para el éxito.

 

• El desafío del cambio climático
El cambio climático es uno de los desafíos globales más apremiantes que enfrenta la humanidad actualmente. Los ecosistemas saludables – terrestres, de agua dulce, marinos y costeros – pueden actuar como potentes sumideros y depósitos de carbono y establecer las bases de la resiliencia a los impactos del cambio climático. Su mejor manejo, conservación y restauración pueden marcar una diferencia crucial, creando un mundo resiliente y bajo en carbono, salvaguardando al mismo tiempo la biodiversidad y contribuyendo al desarrollo sostenible. Además, la adaptación basada en ecosistemas ayuda a reducir la vulnerabilidad humana a los impactos del cambio climático, proporcionando co-beneficios importantes para las comunidades locales. El cambio climático exacerba la problemática de las especies exóticas invasoras. El Acuerdo de París reconoce el valor de los servicios ecosistémicos y la importancia de asegurar la integridad de todos los ecosistemas, incluidos los océanos, y la protección de la biodiversidad.

 

Soluciones: El Acuerdo de París confirma que la comunidad mundial acepta ahora la realidad del cambio climático, sus impactos actuales y previstos, y el difícil hecho de que las emisiones de todas las fuentes deben reducirse de forma acorde con lo que la ciencia prescribe para cumplir los objetivos acordados. Las soluciones basadas en la naturaleza, como las áreas protegidas, son ampliamente reconocidas como un componente esencial de un enfoque integral para la mitigación y la adaptación al cambio climático. La restauración de bosques y turberas es un ejemplo de tales soluciones. Para la implementación exitosa del Acuerdo de París, es fundamental crear confianza en todas las partes interesadas, en particular los pueblos indígenas y las mujeres de las comunidades locales, que están directamente involucradas en la mitigación del cambio climático. Las aportaciones de la comunidad conservacionista son vitales, proporcionando soluciones de reducción de las emisiones, ayudando a las comunidades humanas vulnerables a adaptarse, manejando los impactos sobre las especies autóctonas, reforzando las medidas de bioseguridad para controlar y erradicar las especies exóticas invasoras, y generando co-beneficios para la sostenibilidad.

 

Izando las velas

 

La magnitud de la huella ecológica de la humanidad es tal, que los sistemas que sustentan la vida natural de la Isla Tierra están llegando a su punto de ruptura, poniendo en peligro el bienestar y la resiliencia del conjunto de la vida. Las comunidades de todas partes del mundo luchan para preservar su patrimonio más valioso, natural y cultural. La fuerza del cambio parece a veces inexorable.

 

La situación es urgente y hace falta una profunda transformación en la audacia de nuestras aspiraciones, la fuerza de nuestros esfuerzos y el peso de nuestras inversiones. Actuando con un sentido de responsabilidad hacia el planeta, y también de solidaridad, los conservacionistas brindan soluciones a algunos de los retos ambientales más apremiantes del mundo actual.
Las soluciones basadas en la naturaleza han demostrado – en numerosos entornos diferentes, en países desarrollados y en desarrollo – que son capaces de mitigar las emisiones de gases de invernadero, ayudar a las comunidades a adaptarse a los efectos del cambio climático, reducir el riesgo de desastres naturales, y mantener los medios de vida sostenibles.

 

Sistemas conectados de áreas protegidas, tanto terrestres como marinas, si están manejadas y gobernadas de forma eficaz, constituyen santuarios de biodiversidad y generan una extraordinaria variedad de beneficios para la gente. Los servicios ecosistémicos de estas áreas protegidas contribuyen a la salud y el bienestar de la humanidad.

 

Los problemas que nos aquejan son complejos, los valores son controvertidos, y el futuro incierto. Se necesitan sólidas alianzas para implementar medidas de conservación a la escala requerida. Debemos ampliar y profundizar el diálogo global acerca de nuestra relación con la naturaleza, motivar acciones colectivas y asegurar que las soluciones basadas en la naturaleza sean equitativas, justas y perdurables. La comunidad de conservación afrontará estos desafíos alentada por la creatividad de la imaginación humana, empoderada por los conocimientos científicos y tradicionales, e inspirada por el espíritu de Aloha ʻĀina.

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